HUGO FRANCISCO RIVELLA

Estar desnudos
Estar desnudos frente a nosotros mismos, como si cada día del país que fracasa, por un espejo sin fondo nos fuéramos muriendo.
Y está desnudo el Juez que deslindó terrenos robado a los abuelos, a los pobres que el hambre arroja a la indigencia, mientras el juez que es parte de la fiesta y del lobo pasa como un avaro con la ley bajo el brazo.
Y está desnudo el cura que cubrió con espinas el sendero por donde huyen descalzos los niños de la sombra y pone en la boca del amor un candado. Protege la apariencia del pan en los escombros. Nos brinda caridad sin hablar de justicia y de los dones del cielo, sin hablar de la tierra.
”Venga a nosotros el reino de los cielos” No dice que vayamos.
Allá en Solentiname el Evangelio estalla como una flor de mica y los hombres se buscan en la piel del hermano. En la Quiaca hay un viento que viaja por la tierra y se abre en cada pueblo que lava sus heridas.
Y está desnudo el político que ha perdido la cuenta de todas sus traiciones, la venta de los trenes, la ley de emergencia económica,el quorum que hace falta para juzgar corruptos, el tramado de coimas que sostiene al Senado, la servilleta aquella que nombraba a los jueces, la ley que se destraba para que el poderoso venda enajene compre la patria por monedas y a pesar de que ocurran escándalos y duelos, el político quiere volver sobre el río desbordado para ver si todavía puede robar al pez de oro, la música agazapada entre las lagartijas, los helechos, el cielo de metal que cae por las espaldas del minero. La memoria que es parte del olvido en el recuerdo levanta la justicia y al hombre dignifica.
Y está desnudo el poeta que ha puesto en la palabra una alondra quebrada, que cruza por la tarde con miedo y solitario y no mete sus manos en el barro, y no besa a la prostituta en la boca, y no abre su corazón para que entren los hombres a danzar con los ángeles, y no se entregue a ellos cuando juntan cartones y en las ruedas de un carro sea un caballo que sueñe, y no tiemble en la rosa que mira el asesino y no queme las naves con la mujer que ama y le grite al oído y le llueva en los ojos y la bese por dentro y la llene de peces y le cierre los ojos y se duerma en su pecho
Y está desnuda la mujer que se recuesta sobre la línea que el horizonte tensa mientras miles de niños sin sombra y sin abrigo van al encuentro de una muerte cercana, inocentes, cubiertos por la piel de las manzanas, saltando entre los automovilistas que hurgan su nariz en los semáforos, clavados en los lavaderos de las minas en el Sur de los Olvidos, inhalando pegamento que el señor del almacén les vende para que puedan volar hacia la muerte.
Le he preguntado a Dios si existe el Unicornio y si existen los duendes y si existen los gnomos. Me contestó que sí. Que existen pero para evitar problemas con los hombres los ha hecho invisibles.
Saber mirar es parte de la vida.
Entonces hay que pasar al mundo por el corazón y humanizarlo.
Porque es posible entonces una América sola y una tierra sin miedos, a pesar que en la selva que el trópico fecunda el puma desgarre el aire entre los árboles,
y el niño de la Puna, que hace largo el silencio cuando la quena suena, se lastime los pies sendero de las llamas,
y el mendigo a las puertas de la iglesia lave la culpa del que pasa cuando a su sombra le arrojan monedas grises,
y la muchacha que se ha puesto a volar porque ha gozado la noche entre la seda
y el escritor entonces que ha roto la metáfora y ha llenado la tarde con mariposas y ha escrito una por una las cosas de los hombres y ha hermanado los peces y a salvado al suicida y no tranza y denuncia al país de las larvas y se entrega a vivir a rienda suelta.
Pasar al mundo por el corazón y humanizarlo.
Mirar al hijo hasta mirar sus vísceras, tomarlo de la mano y recorrer su infancia arrodillar la culpa si por torpes o ciegos descuidamos el ruido del amor en sus venas, sentarnos a mirar lo que la vida tiene de infinito y el crepúsculo tiene de posible y no importa los días en que callamos empecemos ahora como si fuera siempre, porque todos los días se ofrece una revancha
Mirar a la mujer que comparte las horas con nuestra desmemoria y como sabemos que está porque nos ama, nos mostramos de felpa, de cáscara rugosa y no de refucilo, de ungüento de ternura. Entonces le digamos que la amamos que sin ella somos un barco con el casco perforado, que los chistes que hacemos en las ruedas de amigo lo hacemos porque somos pura espuma, la besemos ahora antes de cruzar la puerta y el día será distinto.
Y mirar al hermano que despide luciérnagas con los últimos trenes y al niño que se trepa al unicornio porque en su corazón de junco galopa a la Vía Láctea. Y sentemos al mendigo a nuestra mesa y rompamos los restos de miseria que en el pecho nos queda.
Arrojemos al mar la moneda del odio, intentemos salvar al Hombre y su Milagro.
Pasar al mundo por el corazón y humanizarlo debe ser el compromiso con la vida.
La razón de vivir en todo caso.

Texto: La Palabra y Los Días Hugo Francisco Rivella, Los Ocultados



Y quien sino ella


Y quién sino ella habrá de acercarse hasta los párpados para que el sueño sea una música que nos salve?
La mujer ha lavado la culpa de la tierra con una sola lágrima y ha desatado los vientos con solo un suspiro enamorado.
Cuando mataban niños buscando perpetuarse debajo la pollera escondieron los ríos que agonizaban, y escondieron los libros que quemaban, y escondieron al último guerrero y escondieron la flor del mandarino y escondieron la lluvia y su secreto bajo un pañuelo blanco.
Cuando la fiebre era un volcán y los monstruos del miedo nos cercaban, al lado de nosotros, acurrucada como una flor marchita, su caricia más tibia que el belfo de un caballo nos sanaba y ahí no más, a las horas, trepábamos los árboles, hundíamos las manitos en el barro para juntar lombrices, subíamos al tobogán más alto y la plaza, era una ronda de niños buscando encontrarse de nuevo con la infancia.
Y quién sino ella para prestar sus pechos para que mame el día y en las calles, el hombre se enfrente con un destino que le venda los ojos y entonces cruzan cadáveres buscando responderse
¿Por qué tanta miseria?
¿Por qué tanta injusticia?¿Por dónde mira el hambre con su ojo de cíclope?
Yo acuné entre mis brazos al que fue mi asesino.
Y acuné al que corría de vereda a vereda en puntitas de pie como una bailarina
Y acuné al panadero que descubre en la harina las formas del arcoiris cuando amasa y en el horno se dora sin quemarse.
¿A dónde fue mi niño cuando solté su mano y el mundo lo devoró sin darle tiempo a que pidiera ayuda?
¿Qué mensaje le he dado, para que ese pequeño que era leve como un beso de novia, afilara sus dientes sobre el lomo del pobre?
¿Le he enseñado a vivir, aparte de quererlo?
¿Le he enseñado a compartir el agua que bebemos o el pan o el vino que es el cuerpo de Cristo, más allá de rezar los domingos en misa?
¿Le he tapado los oídos y los ojos para que no escuchara cuando la muerte tocó la puerta del vecino y como no era la puerta de mi casa me he quedado callada?
¿Qué hijos son aquellos que pergueñan los planes más nefastos de un país que se quema?
¿Qué hijos son aquellos que fabrican bombas para matar hermanos en cualquier lado de la tierra?
¿Qué hijos son aquellos que en la opulencia gimen por los malos negocios y le niegan comida a la mujer que limpia?
¿Qué hijos son aquellos que les molesta el olor del pobre y no el dolor del pobre?
¿Qué hijos son aquellos que nos colman de regalos mientras en el Congreso votan leyes de entrega y de ignominia?
¿Qué clase de hijos son aquellos que han cercado sus casas y han cercado el jardín y hasta duermen con armas debajo de la cama y le han puesto candado a la risa , a la flor, al verano y sobre todo hicieron de su corazón una fortaleza impenetrable?¿Un sálvese quien pueda?
Les miremos los ojos en el Día de la Madre.
Nos miremos los ojos en el día de los días
Repasemos el tiempo que no estuvimos juntos.
Recordemos la infancia con salvaje ternura.
Miremos como el árbol que ha crecido hasta el cielo por el patio se duerme como un niño temblando.
Busquemos la respuesta del pan que se ha caído y el puñal que se clava al centro de la mesa.
Nos miremos los ojos este día.
Nos tomemos las manos si estamos desvalidos.
No tengamos vergüenza de gritar a los vientos que nos equivocamos y en el hombro de nuevo pongamos la cabeza.
No tengamos vergüenza de nosotros. De besarnos. De abrazarnos a plena luz del día porque todos los días podemos ser distintos. Podemos ser mejores. Ayudarnos
Yo soy la madre en este día y soy mujer en el día de los días.
Puedo besar al hombre como una llama viva y clavarle en los ojos una danza endiablada.
Aún puedo caminar descalza por el parque y sentir en la piel la vida y su torrente, gozar como una amante, esperar la llegada de la luna creciente y huir de la galaxia por unos ojos negros.
Yo soy madre y mujer y cada día entrego mi corazón para que el hombre sueñe.

Texto del libro: La Palabra y Los Días, de Hugo Francisco Rivella para Los Ocultado


LA PALABRA Y LOS DÍAS: 24 DE MARZO


La Palabra y los Días. El golpe a la ternura. La violencia en la cruz con Cristos lastimados. El golpe sobre el rostro de una Patria caída con los ojos abiertos de lágrimas que hieren.
24 de marzo: mazazo sobre el pueblo. Mazazo. Yunque. Golpe.
Abismo derramado sobre el hombre para que la memoria sea apenas eso, sombra, miedo, impunidad. Y en la ronda del fuego el amor se queme como un bonzo. Arda como la pira, como los leños que quemaron el nombre de Juana de Arco.
Arda como los libros quemados en la plaza creyendo que únicamente en ellos andaba la palabra, sin saber que la Palabra y los Días sostienen a los hombres como sostiene el vuelo la distancia,"aunque la muerte persiga poner inmóvil al Tiempo"
24 de Marzo. La Palabra y los Días.
El golpe fue a la simple mirada de la niña que cruzaba la vida con la risa en las manos.
Fue al obrero en la fábrica en donde se forjaba como un hierro labrado el destino del pobre.
Fue al estudiante en donde los colibríes dibujaron la rosa de los vientos, y el sueño de pensar una Patria más justa, le guiaba los pasos. Transparentes.
Fue a las madres calladas con el sol bajo el brazo y la luna descalza en la cuna del hijo.
Fue al mar en donde caían como pétalos grises los cuerpos lacerados de tantos inocentes.
Fue a la Primavera. Al Otoño. A Las Cuatro Estaciones de una música rota.
Pero el Tiempo se encarga, con los hombres adentro, de poner una llama en la sombra del agua. Es demasiado el peso para quedar callados. Para quedar oculto por los siglos del hambre. Por los siglos del miedo. Por los siglos del hombre arrodillado. Por siglos de mentiras para que en ellos haga pie el Olvido y haga pie la Injusticia y haga pie la Impunidad y haga pie la Muerte.
24 de Marzo. La Palabra y los Días.
Hubo 30.000 desaparecidos. Glauce Baldovin en Villa Páez, me decía, no los desaparecieron, los torturaron y los mataron. Digo hubieron 30.000 desaparecidos.
-¿Cómo pueden saberlo?
Se han escondido. Se fueron del país. Se exiliaron ocultos en la arena. No están. No lo busquen que no están, agregó la rata del General Videla. Y las hienas reían sobre los muertos.
Osvaldo Bayer, La Palabra y los Días dijo entonces: - Cada una de las madres que ha esperado a su hijo hasta el amanecer, hasta el amanecer de un día después y del otro y del otro...cada una de las madres sabe que su hijo no regresó. Cada una de las madres que vio en su casa una cama vacía sabe que su hijo no regresó, por eso aún lo buscan.
Lo buscan en las tumbas comunes que Bussi o el Cachorro cavaron en la tierra, los buscan en el ruedo de un circo destruido.
A los hijos hay que buscarlos en la flor del mandarino. En cada poema escrito, en cada letra, en el sueño del árbol que se ha vuelto una guitarra, en la manos hundidas en la harina en donde el pan navega como un barco de nieve. Hay que buscarlo en los ojos y en las voces del que no se ha dormido arrullado por cantos de sirena. Hay que buscarlos adentro de nosotros porque adentro de nosotros están resucitando cada día.
Y resucitan en las bocas de hiena del torturador Y resucitan y resucitan y resucitan sin tiempo, no se callan
:"El asesino se ha comido una pequeña alondra. No pueden enterrarlo. La Alondra no se calla"
Y entonces la mentira en nombre de la Patria y hasta en nombre de Dios, el mismo Dios herido con cada desaparecido, con cada hombre arrojado a la mar, fusilado, asesinado, perseguido.
La alondra no se calla. Está cantando
24 de marzo. La Palabra y los Días. 24 de marzo un golpe a la Memoria
"Quiero saber como se ve el mundo. Me olvidé de su forma. De su insaciable boca. Me olvidé de la noche y el día. Me olvidé de las calles recorridas..."
-Decía Ana María Ponce, secuestrada en el zoológico y asesinada. La secuestraron las bestias del Zoológico Mayor, el de Massera y el de Galtieri, el de Martínez de Hoz y de Cavallo, el de Etchecolatz el del Brujo, el de Von Wernikch el de Chamorro, el del Tigre Acosta y de tantos entregadores
"Estoy a pesar de todo esto, de no creerlo, juntando unas palabras, que me dejen recordar como podría verse el mundo". " He resurgido muchas veces desde el fondo de las estrellas derrotadas"
Cuando se la llevaron, cruzó su canasto sobre los hombros, saco sus poemas, el arma eterna de la vida y me dijo:
-Tomá, guardalo- Cuando cruzó la puerta de la ESMA no supo, ni yo tampoco, que Ana María alias Loli, estaba cruzando la eternidad.
Ya no cuelgan de las paredes del Colegio Militar de la Nación las fotos de Jorge Rafael Videla y de Reynaldo Bignone. Pero mucho antes, a pesar de la misa en los domingos, ya no estaban en los ojos de Dios, a pesar del Indulto o de la Obediencia Debida. A pesar de los menen y de los alfonsines.
No se pacifica sobre el silencio. Se pacifica sobre la Verdad.
24 de marzo La Palabra y los Días.
En cada uno de nosotros el mundo es una llama.
En cada uno de nosotros el tiempo ha urdido la trama de la historia.
En cada uno de nosotros La Alondra no se calla.


Texto de La Palabra y Los Días de Hugo Francisco Rivella para Los Ocultados, 24 de marzo de siempre



MUJERES, LA ETERNIDAD

Mujeres en donde la eternidad es un pañuelo. Locas. Invencibles Locas de la Plaza de Mayo. La ronda ya no es el obelisco, es el mundo, porque el mundo gira como un gran remolino, y cuando gira, ay, gira la vida. porque giran los peces y giran los helechos y giran los fantasmas y gira la palabra.
Aquellos pasos tímidos.
Esta victoria.
¿En qué lugar del corazón de Dios tiembla el Cachorro Menéndez o se arrodilla Astiz con su vergüenza rubia?
Desde aquella mentira a esta verdad.
Mujeres
-“Apártense, paso, paso, paso al General Díaz- decía el General Díaz delante de la manifestación que le cortaba el paso.
Lucía Belén Gutierrez de Mendoza, frente a las 300 mujeres anarquistas Las Hijas de Anahuac, le dice al generaL:
-Buscamos un patriota para que de respuestas a tanta muerte y a tanto desamparo, que no sea corrupto, ni cobarde y que nos sintamos cobijadas bajo el amparo de la ley y no sojuzgadas por los fusiles y por la tortura;
Lucía Belén Gutierrez de Mendoza, mirándolo a los ojos, continúa :
-Retírese usted señor- general-ceda el paso que con nosotros va la Patria.
Y allí va el general humillado con su uniforme de guerrero torpe camino de Sonora, camino de la sombra, mientras Lucía Belén Gutierrez de Mendoza se besa con la vida.
Mujeres
“Tengo a casi todo el mundo contra mío. Los hombres, porque pido la emancipación de la mujer, y los poderosos porque pido la emancipación de los hombres” Flora Celestine Tristán no va sola por las calles de París. Mucho antes que Marx, luchaba por un frente de obreros y la mujer en él, al lado de los hombres. Con los hombres.
Flora Tristán me mira con los ojos mojados y se apiada de mí. De este esqueleto. De este hombre que ignora lo que ocurre en la piel de los sapos.
Que se ha puesto anteojeras para no espantarse del abismo.
Mujeres.
Arrojaron su cadáver al río. Los peces la llevaron mar adentro. Cuentan que los caballitos de mar la subieron a grupas, mientras pájaros marinos le tejían con el pico una cabellera de conchas y de perlas.
Rosa de Luxemburgo se niega a huir del país y cae asesinada junto con otros activistas. Atreverse a pensar no es sólo la posibilidad de reflexionar sobre las cosas, lo peor de pensar, es que el que piensa puede volar y volar es tocar la libertad.
Mujeres
“Porque vi que la mujer no era tenida en cuenta, ni en lo material ni en lo espiritual y porque advertí que la mujer era una reserva moral y espiritual, me puse al lado de todas las mujeres del país, no sólo por nuestra reivindicación, sino por la de nuestros hijos y de nuestros hombres”
Antes de morir. Pequeña y consumida como una llama obscura, con los ojos hundidos en su gente Eva Perón resistía en Villa Manuelita cuando los fogonazos de la Revolución Libertadora la perseguían con su odio sin fronteras.
Mujeres.
El Ejército de los Estados Unidos ha bombardeado Afganistán. Los talibanes cayeron y el gobierno ha cambiado de signo, pero nosotras las mujeres, escudo y botín del imperio, seguimos perseguidas. Todavía nos persiguen, nos palpan la ternura, nos roen el sexo los soldados con ropa de fajina.
Antes nos flagelaban.y ahora nos violan. La calle es insegura. El barrio es inseguro. Es inseguro el mundo bajo balas silbando y perforando el cielo como un techo de lana.
Mujeres.
Las Mujeres de Negro escapan del paisaje.
América Latina vuelve a besar los días, y en ella la memoria.
“El tesoro más grande que tengo en la vida es la capacidad de soñar. En los momentos más difíciles, más complejos, he sido capaz de soñar con momentos más hermosos” Rigoberta Menchú, mujer maya – quiché, en tu lengua todavía los pueblos develan su misterio y se agazapa para saltar de pronto hacia el futuro.
Mujeres.
Mujeres cotidianas.
Mujeres que despiertan al lado de nosotros y entre sus manos vuela toda la fantasía.
Mujer que en el poema me mira y se deshila como un tejido su cuerpo de secretos
Mujer que entre mis dedos se parece al aleteo del pájaro en la rama
Mujeres que destierran el cansancio para que el niño corra por su infancia lo mismo que si fuera un astronauta.
Mujeres en los cortes de rutas con los puños alzados.
Mujeres en las fábricas
Mujeres en los trenes que vienen del pasado.
Mujeres en la lluvia que me moja.
Mujeres en las luchas campesinas
Mujeres en el mar y en la palabra abriéndose a la vida.
Mujeres que en la rosa como un ángel se han dejado caer en mi costado.

Hugo Francisco Rivella.- Texto de “La palabra y los días” para Los Ocultados



Algo sobre mi muerte


Hace ya varias semanas que no sale el sol.
El tiempo parece huido de las cosas,
se aletarga entre las brumas
en donde un cenagoso gemido penetra las paredes
hasta exceder la magia del recuerdo.
Un hedor a moho a fantasmas a silencio olvidado
rebota contra el más mínimo movimiento.

Afuera nos acechan los demonios.

Yo he tratado de asirme a la falda de mi madre
y
ésta se desvaneció como una hostia en la boca de un hambriento.
Hubo una voz imprecisa
llamándome


desde la noche
maaaadre mamáaaa mamadre mamaíiita.
.(hace tiempo que he perdido mi memoria de ensueñera)

Un perro con la lengua afuera
Con una pena más honda que la incomprensión
ladró a mi sombra
y se metió en ella hasta ser ladrido y sombra y hueso
una sola existencia.

Dime entonces Padre: Cómo haremos para seguir?

Dime entonces Padre.



La infancia ronda como un duende
. .
Sixta Corbalán,
cuando yo era un pedazo de esta jungla que soy,
me llenaba los días con las aventuras del Tigre y del Zorro,
de Pedro Urdimales,
del Duende sombrerudo de la siesta.
Hacía mate cocido en un tarro de dulce de durazno
y cuidaba la tortilla en el rescoldo como a una flor de harina.
Yo iba creciendoo frente al fuego,
leyendo la ceniza,
iniciadoo en la alquimia de adivinar la sangre.


Colgaba de sus manos una estrella de miedo.


La ciudad se me vino encima.
Me arrinconó entre ascensores y toboganes.
Me ahogó las venas con dolor y cemento.
Me tiró una roca de mar.
Hizo un tajo en el cielo por donde vomitaba dios sus mandamientos.


Sixta Corbalán surce las medias que debe ponerse al otro día.



Yo, el Toro

Canten.
Celebren que la Paz se oculta en las palabras.
Yo estuve en las milicias combatiendo, fui partisano, rana, ruido,
trinchera, banco de pruebas y anarquista.
Tengo a España en la piel, soy su alarido.
La ternura corriendo entre las moras.
Soy en el Mediterráneo una isla hacia donde fugan los abismos.
Fui la Guerra Civil y fui sus muertos caídos sobre la cruz de
un Cristo enfermo.
Soy Guernica, la sombra y el camino que recorren los ojos de mi
madre,
Las manos de Segovia, su guitarra, la Alhambra,
ritmo flamenco que enciende el mástil de las barcas pesqueras,
el tatuaje marino, las nalgas de Rosario,
el Duero con la sangre del niño asesinado y el vino, vino tinto,
vino y partida y vino sentimiento, el ángel de las uvas,
su secreto de lluvia, los poemas de Góngora y Quevedo,
la saeta, el milagro del ciego con su piel dolorida
y los pies del cansancio cubriéndose los pájaros.

Soy Yo,
El Toro,
un corazón de espejo agonizando.








la pared inconclusa
Fragmento
La pared silenciosa se ha vuelto un alarido,
Han pintado su espuma con letras memoriosas.
Que aparezcan con vida los desaparecidos”
“Las Madres de los Jueves han sitiado a la Muerte”
Y abajo, al pie del agua, el nombre de los hijos: Libertad.

Otra vez en los ojos se enferma un dios de mármol, viene su piel absurda a quemar el Poema, a gritar que en la rosa se destroza la noche y que roe sus entrañas la soledad Eterna. El mismo dios camina la llaga que lo nombra.

En dios parto a morirme como un perro infinito.




EL NIÑITO DEL TRISTE
Por todo el territorio las cruces de la noche, amparadas del ojo en el que se diluían
muchachas y jazmines, la quietud del espejo y el viento como un ángel desnudando los árboles.
De estar como que estando viene a buscarme el río, si es palabra o vertiente o fuente,
ha de saberlo el dios de los sicarios,
la danza del ahorcado con su lengua bramando,
la tierra que deshoja sus árboles ardidos y el desierto que entrama espinas y relámpagos.
¿Quién quema en el nacido sus alitas?
No tiene atardecer, solo penumbras, y a los lejos los hombres pasando como bultos, pasando las mujeres, pasando los camiones, pasando el tristemente mudo de antorchas que lo lloran, pasando el rey del bosque, pasando el presidiario, pasando por los ojos un sueño de caballos.
El niñito del triste dicen que fue una sombra, lo apareaba la noche del “Sembrador de estrellas”, era un reflejo el sol del corazón del niño y la mano en el aire sosteniendo la vida.

El que enciende la lámpara al mirar lo nombrado puede que al fin se acuerde de la muerte y su máscara, que ronque en la ceniza su memoria de polvo y que arrodille el miedo en estas navidades.
El triste mira al hijo que lo ha dejado solo.




CENTRO DE TORMENTAS
Fragmento
Afganistán suda ángeles de plomo,
la madre ha esparcido sus pechos en la luna
y es una mancha más entre el llanto y las flores de los cuerpos yacientes,
el ojo de la muerte le ensucia la mirada
y la bomba que sigue estallando parpadea hasta el cansancio su tragedia.

¿En dónde se ha refugiado la metáfora?
 ¿En las villas miserias que endemonian los ojos de la muerte?
¿Qué de los árboles que entristecen el trópico cuando en ellos se queman las aldeas con los hombres adentro?
¿Qué del Río de la Plata que oscila sobre el fuego secreto de la trampa?

El hombre se sostiene como una espada quieta lastimando caballos alunados.

Boca abajo  en la arena

                    hay un tul con el nombre de este siglo harapiento.

El niño

           laberinto que gime 

                   pare ángeles torpes de ternura con ojos.

El hombre es la metáfora que le hace falta al tiempo.




no suban el volumen
                              Fragmento
los dedos eran martillos en la nieve
pesa el frío y a tantos años sigue pesando     pesa
los harriers   las trincheras   los ojos    queda lejos Malvinas
en la frontera azul de aquel mar de hielo la patria se desgaja     usa muletas
y el ruido del motor de los aviones cayendo en cada fosa
en la memoria   en sus pozos de roca con la muerte
hermanita perdida        carrera marrr
al mar grita le pesa el uniforme como un hierro pero el soldado tiene en su piel
curtida piel   la rosa y el crepúsculo  lo salvan  las grietas de la noche
el tableteo del muerto en la negrura    la mano del amigo que se tiende hasta llegar a tierra firme y el beso de la madre
aquella guerra     la que sigo peleando    día a día
no suban el volumen






EL ESCLAVO INDEFENSO                                                 25

En el centro del patio,
el abuelo cuidaba los primeros damascos,
pero en sus manos viejas,
como si se encendiera el olvido del agua,
le salía pensativa una rosa de cobre.

Por sobre la estatura de mi frente pequeña.
se alzaba temblorosa la palabra ternura
y era un perdón
                             la culpa de mis ropas gastadas.
Después.
                        Mucho después.
Cuando la soledad marina de las algas
creció junto a mis años,
comprendí que no siempre es inefable la decisión de Dios,
que a veces
                              en el Hombre
deja libre sus manos
para que sea un esclavo de sus propias caídas.

Del libro inéditoPresencia en el agua”Primer Premio Tercer Certamen Hispanoamericano Juegos Florales Centroamericanos y de Panamá- Quetzalltenango Guatemala- 1985






EL CAZADOR Y LA PALOMA                                 

Puso felina el alba con sus garras.
Agazapado
                          saltó sobre su presa descuidada
y hubo un olor a muerte en la espesura.
Después
          lamió su piel ensangrentada
y la ferocidad
como si hiciera un alto en el camino,
se acurrucó en su cuerpo
             a esperar que el instinto lo despierte.

La paloma tembló en la rama del sauce.
Con un roce de alas
                             fue volando hasta el tigre
y susurró en su oído :
                                  -Recién ahora comprendo la distancia
                                    que separa a la fiera de la rosa.
                                     La espina crece y acoraza el tallo,
                                      para poder abrirse azul a la belleza.

Del libro inéditoPresencia en el agua”Primer Premio Tercer Certamen Hispanoamericano Juegos Florales Centroamericanos y de Panamá- Quetzalltenango Guatemala- 1985


MILAGRO DEL SUEÑO                                                  
                                                       a Huguito

Ni siquiera me roza cuando duerme.
Una flor transparente se va por mis arrugas
hasta que la nostalgia limita a la distancia
y retorna sonora por la risa un revuelo de soles en el patio.

Mi niño se va de viaje cuando duerme.
Encierra a todo el mundo en sus pupilas
y todavía le sobra espacio
para meter a mil mundos más adentro suyo.
Yo lo miro callado sin siquiera moverme
sentado       casi en el borde de su cuna
y como si tanteara una copa de cristal en lo oscuro
tiro sobre sus hombros una manta
pero          el gesto es inútil
mi niño se va de viaje cuando duerme.
Por eso
cuando quiero tocarlo con mis manos de padre
también cierro los ojos
                     y en el sueño    lo busco hasta encontrarlo.

Del libro inéditoPresencia en el agua”Primer Premio Tercer Certamen Hispanoamericano Juegos Florales Centroamericanos y de Panamá- Quetzalltenango Guatemala- 1985

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MONTE LONDON (BATTLE-DEAD)
a los niños muertos en el sur de los olvidos
a esos héroes

No importa donde sea /
En algún lugar del mundo los caballos sueñan en infinito /
la patria es una mancha y el sol un minúsculo ángel que se
extiende
por las rocas cubiertas de cadáveres /
-Mamá no me abandones ahora que no puedo cruzar a nado el río /
Escucha /
el invierno ha desatado cristales que se clavan en mis ojos /
Desátame el pañuelo
que cubre mis heridas y va por mi niñez como caricia torpe /
En un rincón del cuarto de mi hermano he guardado la cuchara quetTe robé una siesta /
Detrás del algarrobo he escondido las últimas bolitas /
un carozo con gusto a primaveras
y los hilos de lluvia que juntábamos para hacer una
trenza que nos defienda del abismo /
-Mamá-
-Delante de mí cantan a gritos dragones absurdos /
frases que no entiendo /
danzas de guerra /
alaridos /

Desde el mar se alza una boca que devora los cuerpos de los
Soldados que intentan defenderse de la eternidad.

No importa en dónde sea.



LA POESÍA SUCEDIENDO


La Poesía aquí, en la rosa más leve de mis sueños de arena, en los ojos del niño que deambula en las calles,

en la quietud del lago que me va recordando los increíbles peces de un espejo sonoro.

Aquí, en la boca desnuda del que lo dice todo,

en el punto que une el círculo y la recta para que se desdiga la ecuación de sus números hueros.

La Poesía aquí, en la felpa y el miedo, en el corsé infinito de la propia censura, desmantelada, sí, desgajada del árbol, huyendo de las ratas, del mendigo, del cuajo de mis ojos, de sus ritos de menta, del poeta y demiurgo de ranas hechizadas, de tigres desdentados, de putas sollozando, de barcos sin sentido en un puerto vacío.

La Poesía aquí, en el pubis de escarcha de la mujer violada, en el cura que baja hasta la misma sombra y muerde el campanario de su sexo apagado.

La Poesía aquí, en la rosa demente, cuando se desmorona el mundo, sus harapos,

los labios temblorosos del cómplice de turno y el político fuga de sus propia palabras.

La Poesía aquí, en la punta del pie, en las uñas pintadas de la mujer que amo,

su cuerpo en mis dedos como una flor de nieve, el perfume del viento que cruza sus cabellos y que llena de soles los bordes de mi almohada.

La Poesía entre mis huesos de amor trastabillando.

La Poesía aquí, entre nosotros, en el rostro polvoso de la trampa,

en la niña que duerme sus juguetes de plástico,

en la tierra que estrangula sus rituales de lluvia y estaquea su corazón como a un cuero reseco
y Cristo se desgarre a orillas del crepúsculo si no siento que cuando pasa el otro,

soy yo el que está pasando

La Poesía aquí, desnuda o desnudándose, mostrándonos el sexo para que se escandalice la página literaria que merodea su censura infinita, porque si digo puta o mierda o puñalada, causa más impresión que si dijera hambre, pobreza, desnutrición,

extrema unción del río que va contaminado.

La Poesía entre nosotros para que siga viva, y vuele desde el cerezo hasta el agua servida, y caiga del ojo que llora una lágrima enferma,

La Poesía que abandone al poeta sin mancha, su copa de cristal sin llagas en la sombra, sin tigres en la sangre, al poeta que urde su pedestal y olvida, al otro, al diferente y porque arma un verso con levedad de olvido, siente que la palabra lo vuelve inalcanzable.

La Poesía que abandone la cátedra vacía del ritual del fonema y el desmenuzamiento de planos inclinados, de análisis sintácticos, el giro, el paradigma, y sorba el seso al Juez con sus doctrinas, y en el hombre se agriete como una flor reseca.

La Poesía entre nosotros igual que una pedrada arrojada al espejo del miedo y de la muerte,

que ronque en el ausente,

que le sueñe a la madre sus rezos en la noche,

que el travesti la bese y la posea,

que el caído la trame en su tristeza,

que a la niña le ronde enamorada,

que al mendigo le cruja en los zapatos.

La Poesía entre nosotros como la vida misma, buscándonos, hundiéndonos, penetrándonos, a cara descubierta, a sexo limpio, a fábrica tomada, a piedra en el escándalo, a ternura de sapo, a un tsunami de bronce, a bestia alucinada.

La Poesía aquí, entre nosotros, como un rompecabezas que armamos entre todos.

La Poesía sucediendo… porque sucede el Hombre con sus ángeles torpes, y sucede la vida y suceden los años … en Bayer y en la Glauce que agazapa sus ojos en las rejas del Bergman, en Romilio Rivero hechizando serpientes, en Vallejo y sus huéspedes secretos, en Lorca con sus toros irrumpiendo Manhattan, en Céspedes y la trama del Presidente Ahorcado, en los trenes oxidados del salar de uyumi como un museo de hierro que nos sueña soñando.

La Poesía sucediendo en la caña de azúcar, en la mujer de ojos renegridos en donde el fuego se vuele una luciérnaga.

La Poesía sucediendo en todas partes, en los ojos, los dedos, en los pocos cabellos que rondan mi cabeza, en la poca inocencia que nos queda, en la fragilidad del agua anochecida.

La Poesía sucediendo en todas partes.

Adentro

sucediendo..


La muerte. Cualquier muerte.
                                                                                                                                              a Néstor Kirchner in memorian
                                                                                                                                              a Cristina, su compañera,                                                                                                                            

la nuestra 

El colibrí en la sombra como una flor del aire. Los rostros, las espadas de un campo de batalla y las hienas del miedo con los ojos abiertos.
¿Quién mostrará los dientes royendo su esqueleto? ¿La danza de entre las ruinas de un espejo de sal? ¿Quién le sorberá el seso a su cadáver?
Ha muerto un hombre con la vida en las manos.
Cuando la Patria era un barco sin memoria desafió la tormenta, iba toda su sangre entre los desaparecidos.
La Madres, las Abuelas  de todos los Mayos y de todos los tiempos pudieron ver los rostros de Videla, Menéndez, de Astiz, de Bussi…todos…sentados al banquillo de Dios y la Justicia, y en el suelo, los retratos caídos de tantos asesinos.
¿Quién me piensa en el barro que modela a esta América?
No fue Cristo, ni el Ché, ni Arnulfo Romero, ni Camilo Torres, ni Tupac, ni Azurduy.
No era boca de lobo ni las alas de un ángel. Fue arcilla y remolino entre tantos espasmos. Murió a pura vida entre rosas y espinas.
¿Cómo pueden reír sus enemigos? ¿Cómo pueden caer en el abismo donde la mierda espera besar sus cuerpos? ¿Cómo puedo ser un soplido o apenas una hoja en la hojarasca?
La muerte es la mentira del tiempo en el olvido.
Pero existe, me gritan, fantasmas y recuerdos.
Vuelve una niña sola, embarazada, el agua, la sed como un caballo de arena en el desierto, la página que escribo mientras sangran mis dedos y los ojos se llevan mi corazón al cielo.
Hoy no puedo reír, me va la vida detrás de esta muerte que no entiendo.
¿Qué dirán los del Campo, la Sociedad Rural, Grondona, Duhalde, Solá, Leuco, Magneto, Carrió, Bulrich, Eliaschev? ¿Será la Hipocresía reina y señora a izquierda y a derecha de su muerte?
Hay una cruz vacía al fondo del camino.
Yo soy eterno-dijo- en el patio sin ruidos.
Quizás tenía razón, más no quiso quedarse en un pueblo lejano, al lado de una lámpara con destellos ajenos, con un mate en la mano. Sonriendo a los vecinos. Mirando como  crece en el huerto una orquídea salvaje.
Podría haber muerto así, en manga de camisa
Murió un militante popular y no lo he de encontrar en zonas de derrumbes.
¿Podrán  gritar de nuevo Viva el cáncer?¿América del sur será su tumba fresca?¿La América Morena lo resucitará?
No puedo amar la vida si me alegra la muerte. Qué poco tengo adentro. ¿En qué lugar de mí muere dios hecho un trapo?
La muerte. Cualquier muerte.
El poema me sangra con todos los secretos, los caminos, el rumbo de una piedra en el aire y la letra del odio en la penumbra.
No puedo estar ciego entre tantas lágrimas, entre millones de hombres y mujeres con la luz en el piso. Aunque sólo sea por eso debo amar el silencio.
El silencio en el otro.
En la madre, en el pez, los caballos de bronce con sus héroes de barro. En la lluvia finísima del mar con sus piratas. En el piano de Estrella con la nieve en sus dedos. En los pobres que lloran para adentro su tristeza de escarcha pisoteada.
La muerte. Cualquier muerte me zozobra en el pecho.

Texto del libro La Palabra y los Días, para Los Ocultados de Hugo Francisco Rivella
http: hugofranciscorivella.blogspot.com